Cuando se ejecutan operaciones de bandera falsa como el reciente «atentado» de Londres hay que analizar en profundidad el trasfondo que viene tras ello. En este caso, está más claro que el agua, dicho «atentado» de los malos sirve para instaurar nuevas leyes que permiten crear nuevos agujeros de seguridad que permiten espiar tus conversaciones. En este caso el objetivo principal es whatsapp entre otros.
La Unión Europea se suma a las presiones del gobierno británico para crear una puerta trasera que permita acceder a las conversaciones y datos de WhatsApp y otras compañías.
Como viene siendo habitual cada vez que ocurre un atentado terrorista los distintos gobiernos no han tardado en lanzarse a pedir todo tipo de medidas para poder saltarse el cifrado de los datos de todo tipo de servicios. Ocurrió con Apple y el FBI con iPhone 5c del terrorista de San Bernardino y parece que ahora se va a repetir la historia con WhatsApp y el ataque del pasado 22 de marzo en el parlamento británico.
Primero fueron los distintos miembros del gobierno y cuerpos de seguridad británicos los que pidieron a WhatsApp una puerta trasera con la que saltarse el cifrado de WhatsApp y leer las conversaciones del terrorista.
Una petición a la que hoy se ha sumado la Comisión Europea con una iniciativa de Vera Jourova, comisionada de justicia de la UE. La idea es plantear varias medidas, incluyendo una nueva legislación y acuerdos voluntarios con las empresas del sector tecnológico, que permitan a los cuerpos de seguridad acceder a información cifrada de una forma rápida y fiable.
En este caso la UE no se posiciona en contra del cifrado de datos y comunicaciones siempre y cuando puedan saltarse todas las barreras en caso de creerlo necesario. En el caso de WhatsApp es algo complejo, puesto que los datos no se almacenan en el servidor si no que únicamente están en los dispositivos de los usuarios, pero de salir adelante daría las llaves del candado que protege todos los datos a los gobiernos europeos.
Las puertas traseras siempre son mala idea
Este tipo de datos son vitales para los gobiernos y los cuerpos de seguridad que investigan a aquellos que pretenden causar el mayor daño posible a nuestra sociedad. Sin embargo, este tipo de llaves, puertas traseras y vulnerabilidades también ponen en peligro al resto de usuarios. Especialmente si estas herramientas acaban en manos equivocadas por culpa de filtraciones como el “Vault 7” de Wikileaks y las herramientas de hackeo de la CIA.
Algo que no sólo ha ocurrido en el mundo virtual. No hay que olvidar que las llaves que abrían puerta trasera de los candados TSA acabaron filtradas por culpa de unas fotos. Los hackers apenas tardaron un par de días en crear modelos 3D de dichas llaves y compartirlos de forma gratuita en internet.
Si la UE o cualquier gobierno obliga a las empresas que cifran los datos a crear puertas traseras estas pueden acabar en manos de los malos y causar una oleada sin precedentes de hackeos y robo de datos.
CONCLUSIONES
En cuanto se crea una puerta trasera en nuestros dispositivos inteligentes con la excusa del «terrorismo», se abre la posibilidad de que los cuerpos de seguridad accedan al dispositivo de cualquier sospechoso: criminales, terroristas, o quizás simples disidentes políticos. También se abre la posibilidad de que piratas informáticos y cibercriminales aprovechen la vulnerabilidad igualmente.
La excusa del terrorismo permite que toda la población mundial pueda ser espiada vulnerando el derecho a la privacidad.
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Fuentes y más información: eldiario.es, elmundo.es, omicrono, dw.com
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