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Están llenando el planeta de antenas de telefonía que están convirtiéndolo en un gigantesco microondas al aire libre, nos están cocinando a fuego lento.

Las inyecciones contienen óxido de grafeno que se magnetiza al ser irradiado mediante ondas electromagnéticas lo cual trae consecuencias muy graves para la salud. Este material se acumula principalmente en órganos como el corazón, cerebro y pulmones que son los órganos con mayor actividad eléctrica. Esto provoca todo tipo de enfermedades como cáncer, infartos, arritmias, ictus, etc.

China ya utilizó en el pasado armas electromagnéticas contra la India. Después hicieron lo mismo en Wuhan poniendo las antenas 5G a la máxima potencia provocando muertes por radiación electromagnética. Estamos hablando de la utilización de armas militares contra la población civil.

Junto con la tecnología 5G y 6G se puede enviar información que neuro modula especialmente a las personas inoculadas que contienen dicha nanotecnología en su organismo.

De esta manera hay personas que escuchan sonidos, zumbidos, voces y actúan de forma incontrolada sin saber realmente por qué. Suicidios, ataques a otras personas inexplicables, etc.

Han encontrado la manera de hacerse con la voluntad de las personas de forma remota.

Están introduciendo mediante las inoculaciones todo el material que posteriormente se ensamblará de forma remota mediante determinadas frecuencias electromagnéticas. Los nanomateriales inoculados son la interfaz que permite la interconexión desde el mundo exterior con el cuerpo humano.

Los orígenes de esta tecnología proceden de los científicos que se trajeron de la Alemania Nazi tras la segunda guerra mundial. Dichas tecnologías de control mental comenzaron con los experimentos MKULTRA que combinaban la tortura con la química (droga LSD). La manera de realizar el control mental comienza por bajar el rendimiento del hemisferio izquierdo cerebral a 8-12 ciclos por segundo (hertzios) permitiendo así alcanzar más fácilmente al hemisferio derecho que es dónde se envían determinadas órdenes.

Actualmente lo que se está buscando a través de pulsos de luz es dejar semi operativo el hemisferio izquierdo del cerebro, para que se puedan comandar ordenes enviadas remotamente mediante frecuencias hacia el hemisferio derecho. Para ello se utiliza la nueva tecnología led con la que se está inundando todo nuestro entorno. La tecnología de semiconductores led permite emitir pulsos dirigidos al cerebro de manera que actúen como órdenes binarias en nuestras neuronas.

En definitiva, la programación mental se focaliza sobre el hemisferio derecho del cerebro, para lo cual, primeramente, hay que conseguir atontar la barrera o filtro que supone el hemisferio izquierdo. La anulación del hemisferio izquierdo se consigue con las luces azules que nos rodean por doquier, mientras que la programación del hemisferio derecho se ejecuta con las ondas electromagnéticas emitidas por las torres de telefonía.

El funcionamiento de las computadoras es muy similar al del cerebro humano, para programar un cerebro igual que una computadora falta una interfaz, esa interfaz está siendo introducida en la población mediante nanotecnología inyectada con la excusa de las vacunas.

El detonante de la COVID no fue ningún virus, la enfermedad fue producida por la radiación electromagnética en combinación con la nanotecnología inyectada. Aquellas personas que creen que han sido contagiadas, realmente han sido irradiadas por la nanotecnología introducida en personas vacunadas de su entorno.

Los protocolos de intubación ordenados por la OMS fueron creados malintencionadamente para asesinar personas.

La radiación emitida por las antenas de «telefonía» afecta tanto al vacunado como al no vacunado, puesto que los poros de la piel tienen sales minerales que actúan como antenas reaccionando a determinadas frecuencias produciendo alteraciones de salud que pueden ser diagnosticadas como COVID. La diferencia entre vacunados y no vacunados es que los inoculados contienen una interfaz programable de forma remota en su organismo.

Adicionalmente, el óxido de grafeno inoculado se une además a las cadenas de ADN modificándolo. La patente de ese ADN modificado la tiene Bill Gates, convirtiéndose así en el propietario de quien tenga dicho ADN modificado.

Las personas que se han inyectado varias dosis con esta nanotecnología son receptores ambulantes vulnerables a la programación que se quiera realizar llegado el momento con las frecuencia emitidas por las antenas de «telefonía».

Los no vacunados tendrán efectos menores, pero también se verán afectados porque continuamente nos rocían con nanotecnología desde el cielo con los chemtrails (aluminio, grafeno, etc). Además el grafeno se encuentra en otras muchas fuentes como la comida o las anestesias.

Las élites que conocen estos planes no comen los mismos alimentos de los supermercados que la mayoría poblacional ni viven en los mismos lugares que la población. Ellos comen alimentos no contaminados.

El material biológico que también contienen las vacunas está tratado para ser manejado esotéricamente y conseguir de está manera comportamientos inexplicables en la personas.

La solución a este ataque contra la humanidad no pasa por ponerle el cascabel al gato, sino ir a directamente a por el dueño del gato.

Hay una resistencia a nivel planetario de militares de muchos países que están arrestando y eliminando a los autores de este maquiavélico plan. en los años 2024/2025 saldrá a la luz mucha nueva información que cambiará toda la economía, la política y la geografía. Algo que no será el nuevo orden mundial que quieren los conspiradores.